Chloë es la divinidad griega de la inspiración. Ella motivó a H. Méndez Caratini a regresar a lo básico. Al concepto primigenio del animismo. Para la cual realizó exposiciones dobles de grafiti urbano, combinado con detalles de carros descartados y flores de su jardín. Estos innovadores collages contemporáneos constituyen un capítulo intrínseco en su viaje de auto-descubrimiento.
Chloë, 2020
Serie en Color
Reflexiones sobre
Veinte fotografías
Tres temas
HÉCTOR MÉNDEZ CARATINI
Acabo de regresar de un recorrido de documentación fotográfica, de tres décadas de duración, por el mundo. Las Raíces Ancestrales (1991-2016) me llevaron a Cuba, República Dominicana, Venezuela, Brasil y Martinica. Mientras que Caminos Asiáticos (2010-2018) conllevó cuatro distintos viajes al otro lado del planeta. Habiendo visitado la China, Japón, Camboya, Tailandia, Malasia, Indonesia, Tíbet, Nepal, Bután y la India. Me encontraba estudiando las distintas manifestaciones de las creencias religiosas. Tales como el vudú, budismo e hinduismo.
Después de haber explorado la búsqueda spiritual de la humanidad, decidí enfocar mi cámara hacia adentro. Para yo explorar mis creencias filosóficas. Mirando hacia mi interior, en vez de hacia fuera, me descubrí a mí mismo mientras contemplaba y meditaba en la naturaleza.
Chloë es la divinidad griega de la inspiración. En este nuevo cuerpo de trabajo, ella me inspiró a regresar a lo básico. Al concepto primigenio del animismo. A la forma más primitiva de las creencias religiosas. Donde los objetos, lugares y criaturas poseen una esencia espiritual distintiva. Percibe todas las cosas –animales, plantas, rocas, ríos eventos meteorológicos- estando animados y vivos.
Mientras fotografiaba unas antiguas inscripciones en piedra (Visiones de la Antigua Angkor, 2010), en las junglas de Camboya, tuve una visión reveladora. A la orilla de un riachuelo, en el Río Siem Reap, me refugié de un torrencial diluvio dentro de un abrigo rocoso que contenía un altar animista. Consecuentemente, mi leal cámara Leica se mojó y tuvo que ser sacrificada a Shiva. Deidad que exigía una ofrenda ritualista por yo haber fotografiado sus lingams.
Ocho años más tarde, mientras subía por las centenarias escalinatas de piedra del templo Malangeshewar, en Khajuraho, India (Benares: la ciudad sagrada, 2018), en una rabia de furia Shiva sacó su espada y me cortó el tendón de Achiles de mi pie derecho. La noche anterior yo me encontraba fotografiando a su bella esposa, Parvati -en su templo, en Orchha. Movido por estas experiencias sagradas decidí estudiarlas con mayor detenimiento.
Hace cinco lustros, mientras me ocurrían estos fenómenos, para distraerme del mundanal ruido, decidí crear mi propio jardín de flores (en la Cordillera Central de Puerto Rico) para poder fotografiar la naturaleza y encontrar la inspiración necesaria para este nuevo opus. De la misma manera en que Claude Monet construyó su jardín en Giverny, Francia –para pintar sus majestuosos lirios de agua-, yo hice lo mismo en mi refugio montañoso de la Pulguillas. Creé mi propio Centro de Conservación de heliconias y otros Zingiberales, en peligro de extinción.
Para esta serie fotografié tres distintos temas. Imágenes de la naturaleza (flores y hojas), al igual que, detalles de autos chocados y grafitis. Las coloridas paredes con grafitis en el sector Chino de San Francisco (2019), y las de Wynwood, en Miami (2014), me sirvieron de telón de fondo. Mientras que un encuentro fortuito con la obra de John Chamberlain encendió la chispa creadora que inspiró este nuevo cuerpo de trabajo.
Fotografié detalles de sus coloridas esculturas automovilísticas en el San Francisco Museum of Modern Art, y anteriormente, en el DIA Beacon Art Museum (2018), en el norte del estado de Nueva York. Constituyen íconos del consumismo, de objetos materiales desechables, que se tornan en arte.
Después, como experimentos de exposiciones dobles, veinte de estas imágenes fueron ensambladas, en mi estudio durante el 2019-2020, utilizando las herramientas del programa de computación Photoshop ®. Durante el proceso de selección, el elemento de chance juega un papel muy importante. El criterio utilizado para la yuxtaposición de las imágenes y el grado de opacidad que se le otorga a las mismas es hecho al azar. Por lo tanto, las variaciones y posibilidades de cada imagen son interminables.
El término original de grafiti se refiere a los dibujos y/o inscripciones encontradas en las Catacumbas Romanas, o en las de Pompeya. Hoy en día, el término se asocia con la cultura Hip Hop –el movimiento anti establecimiento de los roqueros punks. Grafiti es una forma de arte público. El medio utilizado para producirlo son las coloridas pinturas en aerosol.
El grafiti urbano, combinado con detalles de carros descartados y flores es de lo que se trata Chloë. Las imágenes resultantes conforman un lenguaje abstracto de pensamientos filosóficos -representaciones de mi credo. Estos innovadores collages contemporáneos constituyen un capítulo intrínseco en mi viaje de autodescubrimiento.
Reflections on
Twenty Photographs,
Three Themes
HÉCTOR MÉNDEZ CARATINI
I had just returned from a three-decade journey traveling the world. Ancestral Roots (1991-2016) took me to Cuba, Dominican Republic, Venezuela, Brazil, Martinique. While my Asian Roads period (2010-2018) covered four different trips to the other side of the world. Having visited: China, Japan, Cambodia, Thailand, Malaysia, Indonesia, Tibet, Nepal, Bhutan, and India. I had been exploring Voodoo, African Santería, Buddhism, and Hindu religious beliefs.
After having explored mankind’s spiritual search, I decided to turn my camera inwards. So that I could explore my own philosophical beliefs. Looking to the innermost of the self -instead of looking outwards- I discovered myself while contemplating and peacefully meditating in nature.
Chloë is the Greek deity of inspiration. In this new body of work, she inspired me to return to the basics. To the primeval concept of animism. To the most primitive form of religious belief. Where objects, places, and creatures all possess a distinct spiritual essence. It perceives all things -animals, plants, rocks, rivers, weather systems- as animated and alive.
While photographing some ancient rock carvings (Visions of Ancient Angkor, 2010), deep inside the tropical jungles of Cambodia, I experienced an enlightening vision. At a stream by the Siem Reap River, I sought refuge, from a torrential thunderstorm in a rock shelter -which had an animistic altar inside. Consequentially, my ever-loyal Leica camera got wet and had to be sacrificed. Lord Shiva demanded a ritual offering from his part after having photographed his lingams.
Eight years later, while climbing up the centenary stone steps of the Malangeshewar temple, in Khajuraho, India, in a jealous rage, Lord Shiva severed my right Achilles tendon with his sword. The previous night I had been photographing Parvati -his cohort, at her temple in Orchha. Deeply moved by these holy experiences, I decided to study them in more detail.
Five lustrums ago, while all these phenomenons were happening to me, to distract myself from life’s mundane worries, I decided to create my own flower garden (high in the central mountains of Puerto Rico) so that I could photograph nature and find the inspiration needed for this new opus. Just like Claude Monet’s constructed his own garden at Giverny, France -so he could paint his magnificent large scale flower pond lilies-, I did the same.
For this series, I photographed three different themes: images of nature (flowers and leaves); as well as, details of crashed cars and graffiti. The many colorful graffiti walls in the China Town district of San Francisco (2019) and the Wynwood Walls, in Miami (2017), served as backdrops. While a fortuitous encounter with the oeuvre of John Chamberlain ignited the spark for this new body of work. I photographed details of his automobile sculptures at the San Francisco Museum of Modern Art and previously, at the DIA Beacon Museum (2018), in upstate NY.
Afterward, as experiments in digital double exposures, twenty of these images were assembled, in my studio during 2019-2020, utilizing the computer software program Photoshop®. Chance plays an important role in the selection process. The criteria used for the juxtaposition of chosen images (exclusively from my archives) and the degree of opacity given to each of the different layers is made at random. Therefore, the variations and possibilities of each image are endless.
The original term graffiti refers to inscriptions. The figure drawings often found on the walls of ancient sepulchers or ruins in the Catacombs of Rome or Pompeii. Nowadays, the term is associated with Hip Hop culture -the anti-establishment punk rock movement. Graffiti is a form of public art. Colorful spray paint in aerosol cans is the main medium used for graffiti.
Urban graffiti, combined with crushed car parts and flowers is what Chloë is all about. The resulting images conform to a language of abstract philosophical thoughts –representing my artistic credo. These innovative contemporary colorful collages constitute an intrinsic chapter in my journey of self-discovery.
La Memoria de Chloé
Esta hermosa “suite” fotográfica de Héctor Méndez Caratini es un homenaje al mito de Chloé —la primavera, el verdor de la floresta y la belleza de las flores— y a ese momento de gran sutileza pictórica y musical que representó el impresionismo, tanto en las últimas décadas del siglo XIX como a principios del XX. Fue la gran época de las expresiones esteticistas del paisaje, las flores, el retrato adornado con lo floral: así lo vemos en las pinturas de Renoir y Degas, las sutiles evanescencias florales de Odilon Redon. Sobre todo, en este último pintor, la ambición es difuminar los tonos, proclamar el nacimiento de nuevas armonías cromáticas. Dafne y Chloé, la novela pastoral de Longo, autor griego del siglo II, encontró insólitas correspondencias en una época decimonónica y finisecular que también se caracterizó por el surgimiento de la tecnología, la ciudad industrial, la habitación citadina que desplazaba la aldea rural. En el impresionismo pictórico hay una añoranza de la campiña, del verdor en lontananza y las flores en el jardín. Dafne y Chloé de Ravel es la versión musical de esta nostalgia.
Luego de sus largas y productivas excursiones fotográficas por el mundo afroantillano y las lejanías del Oriente, peregrinación más espiritual y existencial que mera documentación del sincretismo religioso americano y las grandes religiones del Tibet, Tailandia, Camboya y la India, Héctor Méndez Caratini nos presenta en su Chloé una experimentación íntima, siempre reflexiva, como es él, el descubrimiento de cómo la tradición del llamado pentimento, y su consecuencia, la veladura, puede resultar más expresiva que la del collage.
EL collage es siempre la coincidencia, en un mismo espacio, de objetos disímiles, que la mano del artista convierte en correspondencias irónicas o satíricas, a veces líricas, finalmente armoniosas, aun dentro del subyacente plano discordante. El collage es un arte de cómo lo disímil se ilumina mutuamente en un mismo espacio. El pentimento, que es el arte de sobreponer y rectificar imágenes, es variación temporal, nos remite a esa sensación de que evocar —como en los sueños— es traspasar imágenes coincidentes en la memoria. Es un arte de la rectificación y la acumulación: Pentimento es la alteración de algo previo que se pintó; es, literalmente, un “arrepentimiento”. En la intención de ese arrepentimiento, está el deseo de la “veladura”, de velar, ponerle “velo” a lo que se pintó anteriormente. La veladura, que de por sí es impresionista, ya que se trata de tachar o borronear imágenes sobre otras, colores y matices sobre otros colores, es una técnica intrínseca a la fotografía, ello así mediante las llamadas “exposiciones dobles”. Esta yuxtaposición de imágenes tiene una larga trayectoria en la fotografía, recordemos los sorprendentes “estudios” de Man Ray. En el pentimento escribimos o imprimimos sobre una imagen que no se ha olvidado del todo; ahí está escondida como un gesto íntimo, algo velada, aunque no invisible, evocada desde la imagen superpuesta.
En esta suite fotográfica son cuatro las imágenes que se superponen: las imágenes florales y botánicas, principalmente las heliconias y hojas de yagrumo, los grafitis que ya, de por sí, son una superposición, finalmente las coloridas esculturas de autos chocados del artista John Chamberlain.
Estas exposiciones múltiples en “photoshop” resultan de gran belleza, casi lienzos en que los colores de la naturaleza y esos que adivinamos metálicos, en las esculturas de Chamberlain, también las ralladuras y trazos, iracundos o traviesos, del grafiti, son parte del historial memorioso de la imagen. Están ahí, aunque casi las hemos olvidado; vivimos en el arrepentimiento de lo anterior, ese último cuido de saberlas ahí para adivinarlas mejor.
Las imágenes que resultan de tan depurada técnica fotográfica son de una belleza que a veces extrañamos en el arte contemporáneo, tan inclinado al feísmo. Esas heliconias caribeñas que Méndez Caratini cultiva y cuida en su jardín de Aibonito, como hizo Monet en su estanque de nenúfares en Givenchy, ya de por sí tienen esas veladuras y leves toques “impresionistas”, en que la evanescencia y difuminación de los colores manifiestan tonos y matices insospechados en la naturaleza, paisajes de gran complejidad, aunque en miniatura, diminutos, que nos provocan una mirada escudriñadora, necesaria para la captación de sus armonías y disonancias.
En estos paisajes logrados mediante la alquimia de la fotografía, Méndez Caratini no renuncia al clasicismo de su estética —notable hasta en su fotografía documental—; es un esteticismo que simple y llanamente ambiciona la belleza, esa que mejor incita a la reflexión y que también puede ser alucinante. Cuando repaso esas fotos, recuerdo aquel esteticismo radical del pintor ruso-francés Nicolás de Staël, artista incapaz de representar algo que no invocara los equilibrios y la serenidad de la belleza, sencillamente lo hermoso en la forma y lo armonioso en sus colores.
Edgardo Rodríguez Juliá
En San Juan, Puerto Rico
A 10 de marzo de 2020
Chloë
Chloë es la divinidad griega de la inspiración. Ella motivó a H. Méndez Caratini a regresar a lo básico. Al concepto primigenio del animismo. Para la cual realizó exposiciones dobles de grafiti urbano, combinado con detalles de carros descartados y flores de su jardín.